LA VENGANZA
Lucas
sale del trabajo muy molesto “El día es pesado” –dice “el día es pesado como la
tierra misma” Y siente bajo su lengua un poco de esa amarga tierra que le hace
escupir como un maníaco cada tantos segundos, cada tantos pedacitos de tierra
en cada escupida. Va directo al café, solo ahí siente una tranquilidad después
de la pesada jornada. Lo pide fuerte, doble… dos dobles. Saca un libro mediocre,
lee unas cuantas páginas, no aprende nada, pero es obstinado en perder el
tiempo. Frente a la mesa pasa Virginia, él sonríe y levanta su mano, la agita
frenéticamente para saludar. Ella lo ignora. ¿Por qué? ¿en qué momento le ha
tratado de alguna manera no grata para que esta lo ignore? “Mujeres idiotas”
–Dice “Al fin y al cabo mujeres” Se levanta de repente, el sabor amargo se
acrecentá en sus paladar .Escupe, otro pedazo de tierra húmeda sobre el suelo.
Llega a casa pero esta confundido, no sabe con certeza porque esta ahí, no
sabe en realidad si esa es su casa. Cuando entra se siente más confundido que
nunca, las cosas alrededor le dan un poco de repugnancia, el color de las
paredes le molesta sobremanera. -Algo pasa -Se dice consternado, y va sintiendo
un asco profundo cada vez que mira alrededor, cada vez que se ve las sucias
manos. Entra al baño y se moja el rostro como para salir del sopor que le
embriaga y entonces se escucha un grito salir de su boca. Se ha visto al
espejo con odio, escupe directamente al reflejo. Se escucha un golpe y sus
nudillos están ensangrentados. No es él quien esta ahí. Se mira sin mirarse, el
rostro en el espejo es el de Rosendo Montes, el hombre que mató a su mujer en
la noche más oscura de todas. La noche en que esta le dijo que no quería nada
con él porque estaba enamorada de su esposo, de su Lucas que tanto la adoraba.
Está demasiado consternado, se cree en una pesadilla. Mira el reflejo del
televisor y de repente se escuchan los pedazos de vidrio del monitor cayendo al suelo.
Lucas entra al baño y se deja empapar por completo. Cree que la tensión le ha
producido esa terrible escena. Entra a la cocina sin ganas de seguir mirándose,
pero la curiosidad es poderosa. Se mira en la tapadera de una olla, y se
escucha la explosión del metal sobre la pared. Vuelve corriendo a su cuarto,
coge el espejo que hay en su gaveta. Se mira de nuevo y se observa con tanto
odio, que sus ideas de venganza comienzan a tomar color y forma. Toma un
cuchillo y mirándose al espejo comienza a arrancarse una oreja, el dolor toca
la puerta pero el odio no le abre. Se ve un poco satisfecho “Hijo de puta” Se
dice al mirarse sin mirarse. Se mete el cuchillo en la boca y mira como sale
la punta por la mejilla izquierda y como ésta avanza hasta llegar a la comisura
de los labios. La sangre brota por montones, el suelo se inunda en un mar rojo.
Cuando se mira de nuevo sonríe, dolorosamente se nota una sonrisa en la parte
del rostro que aun no se ha cortado. Mira con sus ojos otros ojos. Con la
determinación de terminar lo que se comienza, se corta uno, un homenaje al perro andaluz, se corta la pupila y se acerca un paso a la ceguera. Duele
demasiado, grita como un loco. Se toca el rostro y con su único ojo puede ver
sus manos ensangrentadas. Pero no importa el dolor, había podido vengarse.
“hijo de la gran puta un día me las ibas a pagar” se decía fuera de si mismo,
¿Pero, quien no podría estar fuera de si en esa situación? Lucas cae al suelo,
la fuerza comienza a escapársele de a chorritos. Desea verse al espejo por
ultima vez, busca el pequeño espejo que se ha caído de sus manos, mira bien y
ve un rostro desfigurado. Una escena espantosa se refleja sobre el único
cristal vivo en la casa. Mira su rostro y se reconoce, se lo acerca y a quien
mira es a Lucas, el mismo que salió esa tarde del trabajo con ese sabor amargo
y ese peso sobre los hombros que le agobiaba, el mismo Lucas, que la noche
anterior había asesinado a una mujer solo porque le había dicho que ya no
seguiría más con él, porque amaba a su esposo tanto como él la amaba. Lucas
sonrió, se notaba únicamente porque dejo escapar el sonido de una sonrisa. Ya
su rostro solo era una escena de horror. Pero se sentía feliz, había matado lo
que más odiaba. “Hijo de puta” -Se repetía como un loco “Bien sabía que me las
tenías que pagar”.