martes, 3 de agosto de 2010

Del camino de la ilusión a la realidad


¿Descansar en las nubes? No.
Descansar en las nubes es pura ilusión
, pues quien cree descansar en ellas,
esta cayendo sin auxilio alguno.

Hay ciertos momentos, muchos podríamos decirlo, en los que ciertos detalles, pequeños la mayor de las veces, nos parecen envueltos con un cierto toque mágico o de misticismo. Por ejemplo, que solo a eso vengo, a dar un pequeño ejemplo, hace dos días me encontraba en la casa de una vieja amiga, mirábamos una película, buena por cierto, pero de la cual vamos a hacer silencio a su nombre para que no tengamos problemas con lo de los gustos, porque el que yo piense que sea buena, no es para que a ustedes les parezca los mismo. Estaba entregado a las imágenes de la pantalla, cuando de repente sentí algo que se pego a mí con una intensidad asombrosa… era su gato. Se me pegaba tanto que parecía querer quedarse conmigo, estar subido en mis piernas llenándome de pelos, y querer hacer su concierto de dulces maullos para mí. Olvide la película, una fuerza interna, por no decir algo personal me hizo amar a ese gato mágicamente. Cerré mis ojos y al acariciarlo maullaba lleno de felicidad y se movía por sobre mi, como si yo fuera algo de lo que nunca se había separado. Yo también quería quedarme con el gato, tenerlo siempre conmigo, alimentarlo y hasta pensé en hacerlo feliz ¿Quien puede hacer feliz a un gato y mirarlo sonreír como al gato de Cheshire? Y en estas fantasías estaba cuando de repente Me había perdido, estaba ya no ahí, si no en un mundo de gatos, donde la vida, sin duda alguna era más fácil, era de ir y venir, quedarse quieto si uno quería y poder hacer desordenes inmensos sin recibir más que una pequeña reprenda verbal. ¡Que buena es la vida de los gatos! Y ya no escuchaba mis pensamientos iguales, escuchaba mi voz como un maúllo y entonces hasta comencé a dejar de entenderme. Ya nada era igual, todo era felinamente bueno. Y en eso estaban mis fantasías, hasta que una gota de sangre que salía por uno de mis dedos me llevo de vuelta a la realidad. Fue el gato, el gato que se pegaba alegre y confiadamente, me clavo uno de sus pequeños y punzantes colmillos. Al sacarme tan bruscamente de mi ensueño, no le hice nada, y luego intento morderme muchas veces, lo hacía como si fuera un perro, ya no podía distinguirlo, porque como ya no maullaba, me entraba la duda de si al gato era un perro o el perro era un gato. Hoy que miro el suceso como algo mágico para mi psiquis, me pregunto ¿cuanto puede influenciar una mascota a su dueño? Bueno, eso ahora lo pongo en duda. Y ustedes ¿Piensan que deseo enseñarles algo con esto? No. Porque nadie puede aprender de caricias, hasta que termina con los dedos ensangrentados.

03.09.10

viernes, 14 de mayo de 2010

La picada del alacrán


Hoy me levante más temprano de lo normal. Fue porque ayer me acosté casi a las nueve y minutos de la noche, tenía tres días seguidos de desvelo. Me levante a leer a Hesse y me entraba una pequeña risa sarcástica de ver como su lobo estepario era dominado por el hombre común y corriente. Como lo vulgar de la vida podía definitivamente hacerle la vida más llevadera a un intelectual infectado de tanto conocimiento y por ende de problemas. Luego Deje a Hesse y continué leyendo los magníficos cuentos del sucio de La Habana, hasta que mi madre se me acercó con una pregunta en el rostro y dejo que esta bajara hasta su boca y pregunto:

-¿Vos agarraste un dinero que había ayer en la mesa? ¿Verdad que vos fuiste? Eso dinero no era tuyo

Yo no se porque las personas tienden a preguntar si ellos ya tienen una supuesta y real respuesta que definitivamente no es la misma que les daría la persona interrogada.

Le dije tranquilamente que yo tenía dinero, que no necesitaba más y que más bien ayer le devolví a mi padre el dinero que me había dado para que me cortara el pelo, obviamente no me lo corte.

Me fastidiaba que me trataran como un ladronzuelo, yo un escritor que solo me dedicaba a disfrutar de las aventuras que habían en mi camino sin joder a nadie ni que me jodieran, era así o no era nada. Me disgustaba que me dijeran que había robado, no porque nunca lo hubiera hecho, valga que lo había hecho infinidad de veces, si no porque esa vez mi mano estaba siendo injuriada cuando estaba en rehabilitación.

Mi padre bajo las gradas. Le pregunte por el dinero que se había perdido. Me contesto que nada se había perdido. Comprendí que mi viejo no sabía nada del dinero que yo supuestamente había robado. Ella le dijo que nada se había perdido, que no sabía de lo que yo estaba hablando. Me pare, recordé que ayer había fumado mucho y me agarre la cabeza pensando que ya estaba quedando loco, pensé que ya me había picado el alacrán. Que ya estaba en niveles de alucinación por meterme tanta basura. Pero no, después que mi padre subió las gradas mi madre me dio una reprimenda verbal porque yo no tenía que haber dicho nada. Entonces me alegre porque la locura no me había alcanzado, si era cierto que el dinero se había perdido, me alegre mas al imaginarme que lo encontraría y como estaba perdido no tendría que devolverlo y me alegraba mas saber que podía seguir fumando y no pensar en que tenía que dejarlo por mis supuestas alucinaciones.

martes, 11 de mayo de 2010

TRATADO DE MI MISMO (hecho un dìa que nunca tuvo que haber venido)


Termino de leer a Hesse, sus palabras frías han calado en mi ser profunda y sosegadamente. En vez de hacerme sentir algún sentimiento me ha llevado al otro lado, al no sentir nada por nadie, como ya hace días lo he notado (por lo menos nada sublime) y parece que mi camino se me presenta desértico con un cielo encantador, un cielo de ensueño al cual aspira mi alma. Hay cosas difíciles de soportar, yo he tenido en mi camino ciertas figuras que me han espantado de tal manera que han hecho que cierre mis ojos a lo poco de humano y de calido que pueda quedar. Entonces ahí me veo, profundamente, el lobo que detesta todo lo superfluo, todo encantamiento fugaz que solo deja el amargo sabor de lo que un día fue bueno. En tanto estoy yo, fuera de la criatura feroz que desprecia lo efímero de la vida. Estoy yo parado como a la espera de una aventura, por vulgar y fugaz que sea, una aventura que aleje el sabor de la monotonía que nos envuelve en su manto de desaliento. Luego, que disfruto de ese sabor que ya no recuerdo, vienen de nuevo el lobo y con sus fauces llenas de odio me reprocha mi vulgar servilismo, me muerde el lodo que llevo tras haber dado los pasos en la tierra de la cotidianidad y entonces me veo y sucio no solo de los zapatos si no de todos lados, recuerdo que estoy así por haberme lanzado al pozo de desperdicios que tenía una apariencia de cristales relucientes. Entonces me veo solo, y ya no espero la sonrisa de mis amigos, ya no espero la caricia de mi querida y ya no espero nada si no estar solo, aullando de dolor y de desprecio ante todo el artificio que atrapa al hombre que soy. Luego de meditar en mi mismo, en el vacío que llevo en los pasos, en las sombras que se me están escapando, creo en el lobo, creo que es el único que busca mi bien, mi lobo es distinto, en cambio al de Hesse, es mi humano el que me lleva a la ruina y mi lobo a la hermosa naturaleza. Si tengo que despeñar a alguien sería al hombre, se que si sigo a mi salvaje animal, que espera las cosas que nunca se miran, sería verdaderamente feliz.

jueves, 22 de abril de 2010

One cigarrete please


A Cindy Vega
A veces, los hombres dan todo lo que tienen para cambiar las cosas un poco,
sin saber que dando lo mínimo pueden cambiar lo más.

Le Bruyere

Todos en el apartamento disfrutábamos de una tranquilidad de esas que solo se pueden tener cuando se sabe que la botellas de vino y los cigarros son suficientes como para no salir en toda lo noche por ellos.

Sofía hablaba sobre la vez que su novio después de consumir LSD en sus vacaciones de invierno, la miro como un frondoso árbol y sin pensarlo, saco su hacha para poder hacer con ella pequeños pedazos de leña, para que así los dos no pasaran frío. Todos reían y Raúl se apenaba y cariñosamente decía – Es que la quiero tanto que quería calentarla bien- Todo era de un clima perfecto y el ambiente prometía que la futura velada seria perfecta. Ese día habíamos decidido no usar nada ilegal para no pasar por más experiencias como la que Sofía nos había contado, así que nos abastecimos con suficiente vino y cigarros. Pero de pronto llego una linda chica que al pasar la puerta de la cocina, que era donde nosotros nos encontrábamos nos miro y tras una mirada radiográfica nos dijo dulcemente “one cigarrete please” y de pronto abrí uno de los más de 20 paquetes grandes que teníamos para esa noche. Pero lo que paso luego fue increíble, la chica de mirada apagada sorbía su cigarrillo de manera tan rápida que parecía que después del último sorbo saldría corriendo a toda prisa, pero en vez de irse me miraba con una sonrisa encantadora y de pronto se acercaba con su “one cigarrte please” con la frecuencia que las olas se acercan a la playa. Mientras tanto yo la miraba fijamente como quien espera una recompensa después de ser su proveedor de cigarros. La noche seguía su rumbo, el clima un poco frío hacia que el vino se derramara en las copas con mas prontitud que en una fiesta que se da en verano, -no hay nada mejor para combatir el frío que unas cuantas botellas de vino- les repetía, mientras levantaba la copa por la salud de todos. Después de dos horas que la pequeña joven entrara a nuestra fiesta, ya se había consumido 60 cigarros, ya que eran dos cigarros por minuto mas los cigarros que 6 personas mas tomábamos a un ritmo que entre todos no alcanzaríamos a la tipa. A parte de eso, mirábamos que el vino se iba rápidamente, pues nuestro personaje era también habido para beber, y dijo que para no ensuciar las copas ella mejor tomaría de la botella. Ella bien sabía que nos importaba un carajo si ensuciaba todas las copas, lo que nos importaba era que el vino no se esfumara tan a prisa, pero a ella también le importaba un carajo lo que nosotros pensáramos así que cada 50 minutos iba a la alacena para recoger una nueva botella y ya ni siquiera pedía permiso para entrar, si no que éramos nosotros los que pedíamos permiso para entrar a la cocina de la cual ella ya se había adueñado. Después de cuatro horas eran considerables las cantidades de vino y de cigarros que ya no teníamos. Todos estábamos a la expectativa de la hora en que la chica caería al suelo por las grandes dosis de alcohol que había consumido. Las horas pasaban y en vez de sucumbir, ella reía mas y mas y a veces hacia pequeños comentarios sobre lo que hablábamos y entonces viendo que era imposible negarle vino y botella a esa encantadora criatura, nos interesamos en que estuviera mas cerca, pues ya que no caía al suelo, por lo menos esperábamos que cayera en la cama con alguno de nosotros. Así que nos acercábamos más a ella, pero astutamente lo aprovechaba para duplicar sus dosis de consumo ya que también tomaba de nuestras copas. Al cabo de un rato eran casi las 5 de la mañana, todos mis amigos estaban dormidos de tanto beber, la mitad de las copas estaban rotas, y las vacías botellas de vino le daban al lugar un pequeño toque de antigua elegancia. A las 6 de la mañana lo único que quedaba era la mitad de una botella de vino que se encontraba en las manos de nuestra querida amiga. Yo esperaba como se espera la salud entre una grave enfermedad, que esa mitad fuera lo que por fin la hiciera irse conmigo a la cama. Mientras platicábamos ella hacia comentarios más lucidos que cuando llego y al cabo de un rato las ultimas gotas de vino caían al abismo infinito de su boca. Cuando al fin puso la botella sobre la mesa, me quedo mirando tiernamente,-ha valido la pena esperar toda la noche- me dije. Cuando se me acerco sigilosamente como una pequeña gata y me miro intensamente con sus grandes ojos y hermosas pestañas. Luego se acercó aun más y rozando con sus carnosos labios a mi oído me repitió “one cigarrete please” y pensando que todo estaba consumado, le entregue el último cigarro que quedaba. Al prenderlo se sonrío conmigo, se dio la vuelta y se fue sin decir adiós.

domingo, 18 de abril de 2010

EL BURRO INTELECTUAL




/ A Ramón: digno ejemplar equino/

Un día, el burro se levantó como de costumbre. Hizó sus rebuznos matutinos y luego se preparó para ir a la universidad. Al salir de casa, su madre le recordó que dejaba los libros en la mesa, pero él, con sus orejas altas y sus dientes llenos de pasto, le dijo que no había nacido para ser un burro de carga, que para eso iba a la universidad. Así que sin más, salió por la ventana, dejando sus libros abandonados.

miércoles, 7 de abril de 2010

Me iré nunca (viaje hacia una pesadilla)



Hay maneras de darle a entender a la humanidad soñadora que los sueños son solo un  artificio de nuestra mente, para empujarnos a dar el mal  paso en el camino quebrado de nuestra vida.

Trigueros, (a su manera) le dice al hombre que busca sus sueños, que antes de emprenderlos, palpe en lo mas íntimo de su ser, para ver si el viaje hacía ellos, no será el peor que emprenda en su existencia.

Ulises, personaje principal del cuento, quiere viajar hacía donde la brújula indica la altitud, ignorando que cuando estamos arriba, la caída puede venir rápida y fatal. Pero luego la pesadilla de un viaje le hace ver en escenas humanamente dantescas su futuro, y ve en él, que no es el mismo futuro que el del Ulises que nos hablaba Homero, aquel que su Penélope podría esperarlo como una roca inviolable. Aquí, las cosas son distintas, su mujer se desespera y en busca de no perder las delicias de su última juventud se lanza a la derrota dejando todo abandonado. Sus pequeñas, sufren la distancia y a falta de la figura paternal, una de ellas busca otra figura parecida a ésta, aunque lo que recibe de ésta, no tienen nada de paterno. Así, la pesadilla de Ulises hace que al despertar, decida que se ira nunca. Porque es de sabios, creer más en nuestras pesadillas que creer en los sueños que solo sirven para empujarnos a dar el paso en el camino quebrado de nuestra vida.


27.03.10

miércoles, 3 de marzo de 2010

Chesterton y su equilibrio de un jueves


“The man who was Thursday” no fue en vano uno de las obras de cabecera de Borges. Imagino que fue y a de ser la obra de cabecera de quienes tienen el gusto inclinado a los arrebatos sorpresivos, a las disputas incoherentes mas llenas de coherencia, a las aventuras que solo pueden ser superadas por los sueños mas inalcanzables, Y a las ideas veloces, listas para chocar en las sienes del que esta atrapado por la misma velocidad.
Chesterton nos pone a cada lado de la moneda, la arbitrariedad es necesaria para mantener el equilibrio, pero sin anarquistas obcecados a exterminar de la tierra al hombre y su creación y sin policías obcecados de igual manera a exterminar a los anarquistas y sus creaciones, el equilibrio dejaría de ser. ¿Y como dejar fuera a los poetas de el equilibrio de esta obra? Imposible. El poeta esta en medio de la destrucción y la salvación. El mismo es la bomba y la medicina, por una parte Chesterton nos dice; “El artista es uno con el anarquista. Artista es el que lanza una bomba, porque todo lo sacrifica a un supremo instante, para él es más un relámpago deslumbrador, el estruendo de una detonación perfecta, que los vulgares cuerpos de unos cuantos policías sin contorno definido. El artista niega todo gobierno, acaba con toda convención. Sólo el desorden le place al poeta…” y por otra parte; “Syme era el poeta que busca la luz moderada en forma, en sol y en estrellas. El filósofo ama, a veces lo infinito; el poeta ama siempre lo infinito. Para éste, el gran día del universo no lo es tanto el de la creación de la luz como el de la creación del sol y de la luna.” Así, si uno busca la destrucción el otro busca la forma perfecta. Y aunque a veces, luego de la destrucción aparezca la nueva forma, así a veces la forma es en si, la destrucción completa. Si yo hubiera nacido en esa obra, sin duda alguna hubiera sido jueves.

martes, 23 de febrero de 2010

SOBRE UNA NOVELA


Luego que la idea le viniera y que esta no le dejara ni de día ni de noche, sintió un poco de tranquilidad, cuando decidió que en vez de pensar tanto en los detalles, era tiempo de sentarse y trabajar.
Al sentarse sintió un hormigueo que le llegaba desde la punta de los dedos de su manos hasta el cerebro, luego de eso, la sensación era como si le estuviesen jalando los pelos de su cabeza y entonces sus manos que estaban listas a escribir la primera y magnifica palabra, pasaron a su cabeza para rescatarla de la mano invisible que le agobiaba.
Se levanto por un trago de whisky, pues pensaba que todo escritor de categoría, tenía que tener su whisky a mano y miraba la fotografía de Charles B. con un semblante de discípulo entregado y reía cándidamente cuando su mente le hacía creer que el de la foto era él, y otro joven en otro lugar lo tenía en la pared de su cuarto para inspirarse al echarle un ojo y también se soñaba como un gran escritor que después de vivir miseria tras miseria, era respetado por cientos de imbéciles que se hacían llamar “escritores” cuando solo publicaban en alguna revista o periódico de su ciudad, cuando cualquier mentecato podría hacerlo, si conocía a algún editor de tales revistas o periódicos. Eso mismo era lo que le había incentivado a no pertenecer a ese circulo de analfabetos colegiados, a esa orgía dantesca que por saberse una cuantas citas y decirlas a la hora más oportuna, eran tomados en cuenta como grandes lectores de grandes obras. Por eso desde que le vino la idea de sobresalir con una novela, no de esas que se venden a los alumnos para luego aplicarles una prueba de diez puntos, ni de esas que se venden para darle a entender a todo humano que su tesoro y su suerte están debajo de sus narices. No, su idea era distinta a cualquier otra, nada de caballeros listos a defender la libertad ni a castigar agravios, nada de enfermos que aprovechan la muerte de su pareja para acostarse con su pequeña hijastra, nada de países maravillosos donde se cortan cabezas, tampoco de trastornos de tamaño o de forma, ni de amadas dantescas o zorrianas que liberaran al personaje en la última línea. Su idea era fabulosa, era algo que se salía de los parámetros y a la vez encajaba perfectamente en ellos. Nunca dudo que él era el primer hombre a quien se le ocurriese algo así, nunca dudo de su genio y esta vez debía demostrar que lo que iba a hacer era una revolución, la palabra utopía desaparecería luego de terminado su trabajo, y Tomás Moro, solo sería el bufón de una corte, donde los hombres no tenían más esperanza que la se vislumbra en un sueño.
Se sentó de nuevo y antes de comenzar, pensó que después de la primera palabra no habría vuelta a tras, así que antes de iniciar su gran obra, decidió tomarse otro trago, ya que no es de personas razonables tomar mientras se escribe un trabajo profesional y de tan alto nivel. Cuando terminó de beberse el trago, recordó a su novia y al pensar en todo el tiempo que no la vería, en todo el tiempo que no escucharía su dulce voz por estar trabajando arduamente, dos lágrimas corrieron por sus delicadas mejillas. Pero ya era tiempo de comenzar, esto tenía que ser ahora o nunca y decidió que sería ahora. Al poner la primera letra, le vino a la mente el titulo del libro de un escritorzuelo de cuarta, que tenía a muchos ciegos y tuertos a sus pies y vaya casualidad, que ese libro comenzaba con la mismísima letra que el tenía planeado colocar, así que sin pensarlo dos veces cambio la primera letra, aunque esto le hacía cambiar la primera palabra y con esto la primera idea también cambiaría. Esto era el colmo, jamás imaginó que su genial obra tuviera que comenzar con la misma letra con la que empezaba la obra del tipo que tanto repugnaba, no señor, él no era ningún imitador, su obra sería como ya lo había mencionado, su idea era fabulosa, era algo que se salía de los parámetros y a la vez encajaba perfectamente en ellos.
No obstante, al cambiar la primera palabra, se dio cuenta que la idea se hacía menos visible, y al intentar repasar su idea primaría, lo único que miraba era una mancha en la primera frase. Y recordó una máxima de un filósofo francés que decía “Si la primera palabra falla, las otras serán el eco de la primera” Se jaló el pelo, buscó un diccionario de sinónimos y se dispuso a cambiar la palabra, pero de pronto otro problema, había olvidado cual era, por pensar tanto en la idea principal sin la cual obtendría la fama y el respeto que se merecía. Ya no podía hacer nada, todo le daba vueltas y su rostro comenzó a enrojecer como si un viento frío le azotara. Daba vueltas en el mismo cuarto, se sentaba y se levantaba al vislumbrar su idea a la distancia, pero cuando se acercaba a su imagen de pronto esta se esfumaba como humo. Entonces recordó que la palabra era la misma con la que comenzaba la obra del tipo del que tanto reprochaba. Se movió al estante, tomó el libro de porquería del escritorzuelo y leyó la palabra “Había…” Y de pronto su rostro se llenó de orgullo al recordar la idea que estaba ligada con la palabra y escribió al fin... “había una vez…” y luego se quedó pensando meditativamente en si esa frase no había sido escrita, pero no, eso no podía ser. Confiaba en su genio y en el prestigio que este le daría. Así que si más, comenzó su gran novela, con su gran frase de entrada y con su idea primogénita no antes producida en la cabeza de ningún humano.
Todos esperamos la obra para deleitarnos en su lectura, obra que nos hará ver diferente la literatura del siglo XXI. Yo por mi parte seguiré leyendo, no hay nada que me entretenga más, cuando no tengo nada que escribir.

domingo, 14 de febrero de 2010

Casi marzo


Ya estamos a mitad de febrero y me parece que apenas ayer comenzamos el 2010, este correr acelerado del tiempo va en crecimiento según mi percepción cada vez que voy envejeciendo. Si la vejez es la que produce la perdida continua de tiempo, es necesario volver a la infancia, pero ¿Como volver a lo que ya hemos perdido? Y estamos a mas de la mitad de febrero y siempre tengo en la memoria los días, en que no importaba mas que levantarse, comer y dormir. Y hoy en día, me fastidian tantas cosas, me fastidian las llamadas que no me hacen, los mensajes inconclusos, la perdida de memoria, la falta de pulmones, la falta de hígado y todo lo que pueda verse relacionado a que mi caída acelerada prosiga. Hoy estamos mas cerca de marzo, ya casi saliendo de febrero y yo sigo estancado en el pasado que no es ni de mañana ni de febrero ni de marzo.