/ A Ramón: digno ejemplar equino/
Un día, el burro se levantó como de costumbre. Hizó sus rebuznos matutinos y luego se preparó para ir a la universidad. Al salir de casa, su madre le recordó que dejaba los libros en la mesa, pero él, con sus orejas altas y sus dientes llenos de pasto, le dijo que no había nacido para ser un burro de carga, que para eso iba a la universidad. Así que sin más, salió por la ventana, dejando sus libros abandonados.
1 comentario:
Jejejejejeje, contal sea el Ramon que yo pienso... Prefiero llamarle Sid. Aunque Sid tenia mas... Carisma...
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